Gabriel García Márquez amaba el Diccionario de María Moliner. Esta
española comprometida con su tiempo vino al mundo en el año 1900 y se fue un 22 de enero de 1981. Parió uno
de los diccionarios españoles más importantes de nuestra historia. Le debemos
el mérito –y la valentía- de haberle dado alas a las palabras, de haberlas empoderado
con matices y suspiros, de liberarlas de la cárcel del inmovilismo y la rutina.
Su presencia fue absolutamente “terapéutica” para todos los que la conocieron.
imagen: cvc.cervantes.es |
Recordaba con mucho amor su trabajo en Murcia
durante la República, en las Misiones Pedagógicas y siendo responsable de las bibliotecas
populares. Quería que todos los niños y
los adultos pudieran acceder a la cultura y que los libros fueran, realmente, patrimonio
de la Humanidad. Tendría que haber formado parte de la Real Academia de la
Lengua, pero la tribu masculina que entonces la formaba le tenía miedo a un espíritu
tan grande, tan sabio y tan generosamente femenino. En 1974 murió su marido y ella fue perdiendo sus
facultades mentales, desconectando del mundanal ruido.
Gracias, María, por ser y estar, por compartir y por
sobrevivir en un mundo masculinizado, repleto de hombres acomplejados y torpes,
incapaces de verte como amiga y maestra. Ellos se lo perdieron. ¡No sabes qué
alegría me da saber que mi hija te lee y que va a honrar tu presencia en su
vida haciendo lo mismo que tú: regalando alas a los corazones que se atrevan a
volar...
Os dejo estos seis minutitos para conocerla mejor:
Os dejo estos seis minutitos para conocerla mejor:
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