Ya sabréis que las amas de cría o nodrizas
alimentaron a reyes, aristócratas y burgueses en el siglo XVII. Se parecían a las donantes de leche materna actuales, compartiendo la bendita capacidad para nutrir
a los bebés ajenos. No obstante, las amas de cría tenían que enfrentarse a la
soledad y el desgarro, dejando a sus hijos propios y a sus parejas en casa, viajando a otras
ciudades ajenas al espacio que habitaron desde siempre en busca de mejores
condiciones de vida para sus familias.
Mujeres valientes, luchadoras, que acababan estableciendo con sus “hijos de leche” un vínculo estrecho y especial. Las amas de cría eran una institución, respetadas y queridas. En agradecimiento por su labor, cuando regresaban a su hogar –solía ser al cabo de unos dos años- la familia con la que vivió le preparaba baúles con ropa blanca, muy apreciada por su escasez y alto precio…
En Granada,
al ladito de la Catedral, está la Plaza
de las Pasiegas. Con ella se recuerda a las mujeres que llegaron del Valle del
Pas (Cantabria) y que acudían a Granada como nodrizas para alimentar a los
hijos de mujeres de familias pudientes que el escritor granadino Julio Belza
calificó de «madres melindrosas o con impotencia a la hora de amamantar sus
críos».imagen: cantabriarural.com |
Mujeres valientes, luchadoras, que acababan estableciendo con sus “hijos de leche” un vínculo estrecho y especial. Las amas de cría eran una institución, respetadas y queridas. En agradecimiento por su labor, cuando regresaban a su hogar –solía ser al cabo de unos dos años- la familia con la que vivió le preparaba baúles con ropa blanca, muy apreciada por su escasez y alto precio…
Viajaban después de haber parido y lactado al hijo propio durante un mes y se llevaban un cachorrito de perro al que daban de mamar durante el tiempo que durase el trayecto para que no se les cortara la leche. Al llegar a Granada se dejaban ver en la Plaza de las Pasiegas donde eran contratadas, por necesidad o por 'capricho', por mujeres de la burguesía granadina a punto de ser madres.
La tradición de las amas de cría arranca en el siglo
XVII. La figura de la nodriza era imprescindible en las casas de la nobleza
española. Fernando VII solicitó la
primera nodriza española para Isabel II de Borbón, Princesa de Asturias (y
Reina de España entre 1833, con sólo tres años, y 1868). La nodriza se llamaba
Francisca Ramón González, cántabra, natural de Peñacastillo, tenía 21 años y
contaba con un ama de cría de retén de 19 años, natural de Torrelavega.
¿Qué requisitos tenían que cumplir las amas de cría
para trabajar en la Corte?
- Ser jóvenes recién paridas sin haber cumplido los veintisiete
- Ser robustas y bien dotadas por la naturaleza
- La 'limpieza de sangre' era condición indispensable, es decir, que entre sus antepasados no hubiera ni judíos, ni árabes ni moriscos, en cuyo caso las pasiegas daban el perfil exigido, dado que en la comarca del Pas no fue habitual la presencia de dichas razas.
Alfonso XIII, abuelo del Rey Juan Carlos, también tuvo
su nodriza. Se llamaba Maximina Pedraja, natural de Heras (Cantabria). La unión
de ésta con la familia real fue tan grande que, pasados los años, más de un
viaje tuvo que hacer Maximina desde Cantabria hasta Madrid para acudir a la
llamada del Monarca.
Cuando las amas de cría terminaban su asistencia, se
les concedían favores reales; las que tenían hijos varones solían pedir que
fueran liberados de hacer el servicio militar. Un caso llamativo fue el de la
nodriza que pidió y le fue concedida indulgencia para el médico de la localidad
pasiega de Miera, acusado de un delito que, al parecer, no había cometido. Ser
nodriza de un infante suponía el bienestar de toda la familia y, a veces, de su
entorno.
La procedencia de las nodrizas españolas era siempre del norte, País Vasco (sobre todo Vizcaya), Asturias, Galicia y Cantabria y, con preferencia, las pasiegas, las más cotizadas especialmente por las casas reales.
A mediados del siglo XX empieza el ocaso de las amas
de cría desplazadas por el biberón, que mandó al paro a muchas mujeres que eran
el sostén familiar.
En Valvanuz (Selaya) encontraras el legado histórico
de la figura de la matrona en el Museo de Amas de Cría Pasiegas. En La Casa de
la Beata, se rinde culto a la nodriza pasiega en un museo, el único del mundo,
exclusivamente dedicado a las amas de cría, en este caso a las de Cantabria, en
reconocimiento de todas las mujeres anónimas que amamantaron a hijos de la
Corte Real y de la aristocracia y burguesía españolas.
Museo de las amas de cria, junto al santuario de Nuestra Señora de Valvanuz. imagen: cantabria rural.com |
Entre las mil historias del Museo de las Amas de Cría, la guía cuenta que la Duquesa de Alba tenía un hermano de leche de nombre Juan Venero Gómez que fue alcalde de Selaya y que no llegaron a conocerse. La nodriza de ambos fue Gregoria Barquín, cántabra de Tezanos, que en la foto del Museo tiene en sus brazos a Cayetana de Alba el día de su bautizo, junto a su padrino el Rey Alfonso XIII. En este vídeo verás el Museo.
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