De chiquita, en Ciencias Naturales, la seño me explicó la odisea que viven los espermatozoides hasta que uno de ellos alcanza al óvulo. Como niña imaginativa y sensible pude ver a estas criaturas mágicas hiper-mega-estresadas corriendo en demasía, ansiosas y solas en su carrera hacia la conquista del óvulo. Los imaginé, igualmente, llenitos de soledad. ¡Qué paradoja! Millones de espermas compartiendo el mismo espacio pero solitos y separados, rivales entre ellos, excluidos de la bendita energía de la Tribu a la que pertenecen. Vamos, que no me gustó mucho saber que venía de ese espectáculo tan gris y desordenado. Treinta años después, las líneas de un libro hermoso me cuentan que pude venir al mundo desde otro punto de partida. Y esas palabras me llenaron el corazón de paz y alegría.
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Mi seño repitió varias veces que al óvulo llegaba el espermatozoide más fuerte. Ahora sé y siento que no es así. Que no llega el más fuerte. Al contrario. Es la fuerza y la conciencia de grupo de todos los espermas la que decide quién debe llegar por el más alto bienestar de la familia universal. Llega un solo esperma porque ha podido recibir la inspiración, el aliento y la humildad de todos sus compis de viaje. Es gracias a la fuerza del grupo y a su sabiduría que solo uno materializa el encuentro con el óvulo. Entonces, en realidad, no llega solo uno, sino que todos están presentes en el milagro de tu nacimiento.
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Venimos de la solidaridad del grupo, de la conciencia compartida, del trabajo bien hecho, y no de la competencia desleal, del estrés y de los complejos e inseguridades de los espermas presentes. Por eso sentí que la vida viene de la comunión con todas las formas de vida.
Y que mi felicidad, y la tuya, tienen mucho que ver con que esa unión solidaria se siga manifestando en nuestro aquí y ahora. Y desde entonces siento un profundo respeto y cariño por todos los millones de espermas del mundo y les agradezco su buenhacer, su generosidad y su inteligencia emocional. Cada vez que tú consigues un momento feliz en tu vida, me haces feliz a mí. Cada vez que te unes a otros desde la humildad y el trabajo en red, bendices tu vida, la de tus ancestros y la de los bebés que aún estan por venir. ¡Decirles que vienen del Amor!
Me ha encantado! sentía lo mismo que Raquel, no me sentía bien viniendo de una carrera competitiva. Ahora tiene sentido!
ResponderEliminarEs que desde antes de nacer nos estan empujando hacia la competencia sobre todas las cosas, me ha gustado la reflección de esta chica
ResponderEliminarUy, no estoy mu cuaja todavia.
ResponderEliminarEs bonito lo que cuenta la historia de ahi arriba.Darwin no estaria de acuerdo, pero uno de sus grandes errores fue suponer que la "lucha por la vida" se produce entre animales aislados.
La vida no es competencia sangrante.No solo la astucia, el egoismo y la agresividad son parte de la naturaleza biologica humana, tambien lo son los rasgos nobles.
A la inteligencia humana, el Gran Ingeniero anadio la capacidad de pensar y actuar a favor de un semejante e incluso le distinguio con el altruismo de direccion unika: el amor instintivo de una madre por su hijo, el de las almas buenas que ayudan al otro sin esperar nada a cambio....
Muy bueno el blog. Explica y desarrolla muy bien los temas.
ResponderEliminarGracias por estar cerca de Buenasterapias. ¡Feliz verano!
EliminarMuy bien explicado. Yo creo que no gana la carrera el espermatozoide más fuerte sino el que al final tiene más suerte.
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