Nos enfermamos
por diversas razones. Entre ellas podemos destacar el hecho de que bebemos agua
con tóxicos nocivos para la salud, respiramos aire contaminado, comemos
alimentos expuestos a herbicidas y pesticidas que pierden sus preciados nutrientes,
limpiamos la casa con líquidos compuestos de sustancias químicas enemigas de la
salud, consumimos productos de higiene corporal repletos de sustancias
cancerígenas, permitimos que los odontólogos nos coloquen empastes con mercurio
y otros metales que nunca debieron estar en nuestras bocas, y recibimos
igualmente contaminación electromagnética con tanto móvil, teléfonos inalámbricos
e internet en casa y en la oficina.
La buena
noticia es que hombres como el padre brasileño Romano Zago -pertenece a la
Orden de los Hermanos Menores- dedican su tiempo y sus palabras a transmitirnos
la sabiduría y la experiencia acumuladas en las comunidades donde trabaja.
Tomando mate llegó a sus oídos hace unos años una receta sencilla y económica que se utilizaba en Brasil y en otros países del mundo para purificar la sangre de sustancias tóxicas. Tras este proceso de quelación natural del organismo propiciado por dicha fórmula, el sistema inmunológico recupera todo su poder y se instaura el orden interno adecuado que perdemos cuando ya nos hemos enfermado. Hay muchos alimentos (incluida el agua de mar) y plantas en la Tierra que realizan esta tarea depurativa en el cuerpo. Es otra buena noticia que debemos celebrar y compartir con los demás.
imagen: blogs.ua.es |
Sevilla acogerá la semana que viene la presentación del libro de Romano Zago "¡De cáncer se puede sanar!". Pepe Navajas, dueño de la
Editorial Ituci Siglo XXI, ha tenido a bien publicar estas páginas. Agradecemos la labor de este editor con conciencia. Él ha contado conmigo para presentar juntos esta novedad editorial. Os enviaré la invitación esta semana.
En la
presentación os hablaré, entre otros temas, de la cultura de la enfermedad y la cultura de
la Salud. En la primera tenemos una visión de la enfermedad en la que prima el
sentimiento de escasez que hemos heredado de la tradición judeocristiana a la
que pertenecemos.
En la segunda, conectamos con la Abundancia y con la certeza de que nuestro cuerpo participa de la sabiduría de la Madre Naturaleza y puede autoregenerarse si recibe los estímulos adecuados.
La frase que
empapa todos los pensamientos de un ser humano conectado internamente con la
cultura de la enfermedad es “No me merezco”. El pecado, la culpa y la vergüenza
(heredadas) tienen que ser compensadas con sufrimiento. Aquí nos peleamos con
nuestro dolor y empezamos la batalla contra el cáncer.
Al otro lado, las palabras que resuenan en la cultura de la salud borran de cuajo el término “enfermedad” y “cáncer” y comenzamos a ver que el dolor físico (mental y/o espiritual) es una oportunidad para conectar con la Inocencia y el orden amoroso interno que perdimos sin darnos cuenta…
¡Un abrazo
lleno de aloe arborescens, miel orgánica y unas cucharaditas de aguardiente o
coñac!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Déjanos tu comentario, te lo agradecemos :)