Los españoles consumen muchos antibióticos

Consumimos demasiadas cantidades de antibióticos durante nuestra vida. Una vez en el cuerpo generan efectos secundarios poco deseables. La madre naturaleza nos ofrece otras opciones. El ajo (antibiótico natural), por ejemplo, cuya principal virtud terapéutica es la de ser un antiséptico natural, como demostraron primero el químico y biólogo Pasteur y, luego, el premio Nobel de Medicina Arthur Stoll. Este último identificó en el ajo una sustancia llamada alicina que es la responsable de ese poder bactericida. 

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Está comprobado que ingerirlo en pequeñas cantidades diarias ayuda a combatir infecciones causadas por un buen número de hongos, bacterias y virus. También previene enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer (esófago, estómago y mama). Es eficaz aliviando la claudicación intermitente, un dolor en las piernas que provoca que éstas fallen, a veces, al caminar. Resulta ideal contra el estrés y la depresión, ya que aumenta la serotonina, neurotransmisor íntimamente relacionado con la emoción y el estado de ánimo.

Te ayuda a tener una piel reluciente (aplicado sobre los granitos, mejora su cicatrización además de librarte de espinillas y puntos negros). Para notar sus beneficios, basta con que tomes medio diente crudo al día durante 3 semanas, repitiendo este ciclo cada tres o cuatro meses al año. Después de ingerirlo, mastica dos o tres hojas de perejil y evitarás el mal aliento.

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