imagen: nocturnar.com |
Viví en Oaxaca unos años. Los suficientes para experimentar un punto de inflexión en mi manera de celebrar el Día de los Difuntos. Con mis amigos oaxaqueños aprendí a hacer un Altar de Muertos y a entender el papel que juegan cada uno de los elementos que lo forman.
Nuestros difuntos vienen a platicar con nosotros y le damos la bienvendida con todo aquello que les gustaba en su vida terrenal.
Y en el cementerio vi a la banda de música tocando rancheras, a los hombres y mujeres bebiendo mezcal o tequila brindando por el muerto, a las familias (y niños) cenando encima de la lápida, con chocolatito o atole. Y horas después esos niños, ya cenados, dormían en las mismas tumbas donde yacen sus ancestros.
imagen: dondese.net |
Esta noche los cementerios no parecen de este mundo. A la luz mágica de cientos de velas y veladoras encendidas al unísono le sumamos el naranja más hermoso, el de las miles de flores de cempasúchil que adornan cada rincón del cementerio y cada tumba.
imagen: laextra.mx |
Entonces tengo la sensación de que allá y aquí es lo mismo. De que los muertos estan mucho más vivos que nosotros. De que hablamos poco con ellos. El cementerio es más real que mi propia vida. Y los difuntos parecen decirme: "En los sueños nos sentimos cómodos. Allí nos vemos. Pregúntanos y comparte tus dudas con nosotros. Tenemos algo que contarte".
Quería dejaros este vídeo, para que entendáis mejor cómo se hace un altar en Oaxaca. Te quiero, Oaxaquita. Son 3 minutillos mágicos llenos de chocolate, mezcal, mole, incienso de copal, tamales, pan dulce y cempasúchil...
Y ya están aquí mis lagrimitas, las de noviembre, siempre en noviembre. Mañana cumple mi hija 11 años. Vino el día más especial del año. Justo cuando presentes y ausentes se dan la mano. Felicidades, hija. Tu chispa se encendió en México y a él le agradezco que estés aquí conmigo.
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