Le damos la bienvenida a Jesús García López de la Osa. Hoy empieza a colaborar con Buenasterapias, acercándonos al maravilloso mundo del Feng Shui, del que es un verdadero experto. Quédate con él y sabrás, entre otros detalles, las razones energéticas por las que Sevilla es como es. Su primera reflexión: "Feng-Shui, ¿arte o ciencia? ¿superstición o medicina del hábitat?" os va a encantar...
Jesús en la Vega de Carmona... alimentándose del Sol |
¿Arte o ciencia? ¿Superstición o medicina del hábitat?
No fue hasta después de los años noventa cuando en España se
comenzó a publicar regularmente sobre feng shui. Hasta entonces esta disciplina
era privilegio de unos pocos iniciados. Y para el saber popular, un absoluto
desconocido. Actualmente incluso en revistas del corazón podemos encontrar
“ideas feng shui para decorar tu casa”. Y muchos personajes públicos recurren
hoy a expertos de feng shui para diseñar
o remodelar sus viviendas.
Lo cierto es que el feng shui (literalmente “viento-agua”)
cuenta con casi 5000 años de historia a sus espaldas. Y aunque solo sea por eso
y porque aún hoy se sigue estudiando y practicando en muchos lugares del mundo,
merece la pena conocer algo sobre sus propuestas.
Los 5 elementos de la bioenergética china |
Resumiendo mucho podemos decir que esta disciplina observa el entorno, el medio en el que se desenvuelve la vida del ser humano y trata de buscar, armonizar y potenciar los mejores lugares para vivir. En una segunda fase, contempla también el paso del tiempo y los cambios energéticos que se producen en un lugar y cómo estos afectan a las personas.
La energía del “viento” (feng) alude a todo aquello difícil
de atrapar por su continuo movimiento y también a la respiración como símbolo
de vida. Es decir, todo lo yang: activo, expansivo, dinámico. La del “agua” (shui) representa los senderos, los
caminos, y lo que se remansa. También a nuestro 70% de agua corporal. Refleja
el elemento yin: lo receptivo, tranquilo, acogedor.
La idea básica del feng shui es que todo tiene su particular y cambiante energía (ch’i). Un lugar, una casa, un terreno, también. Y esta energía, que puede ser de muchos tipos y calidades, interactúa siempre con la de los habitantes o visitantes ocasionales del lugar. La casa es tu segunda piel y, como tal, dice mucho de ti.
Un espacio con “mal feng shui” puede ser fuente de
innumerables problemas de salud, de trabajo, de relaciones, económicos… Por ello es muy importante estudiar el lugar
y su interacción con las personas. No todos los sitios son saludables y
armonizar espacios y personas es una de las tareas principales del feng shui.
Mejorar, sanar proteger y hacer circular la energía (ch’i) es la tarea básica
de este arte chino milenario.
Para ello se emplean diferentes enfoques: uno más intuitivo
sería el feng shui de la forma, que analiza las formas exteriores e interiores
de la vivienda. Aquí se emplea la teoría de los cinco animales o cinco
energías: tortuga, fénix, dragón, tigre y serpiente. Cada uno de ellos se
asocia a una dirección cardinal: norte, sur, este, oeste y centro,
respectivamente.
Idealmente, un lugar (el centro o la serpiente) debería
estar protegido por detrás (norte o tortuga) por una elevación importante del
terreno o una construcción bastante más
alta que la que se analiza. Por delante (sur o fénix) debe haber una llanura,
mar o río que corra suavemente. A la izquierda (este o dragón), árboles altos o
edificios rectangulares. A la derecha (oeste o tigre), setos bajos o edificios
de poca altura.
También se analiza el flujo correcto del ch’i y cómo
diferentes obstáculos y elementos del mobiliario, la construcción o el entorno
próximo pueden impedir esa corriente fluida.
El otro enfoque, más técnico y menos intuitivo es el llamado
feng shui de la brújula, que se basa en cálculos matemáticos y espacio-temporales
para analizar la interacción entre el espacio y las personas que lo habitan.
Aquí se usa una división por sectores cardinales y se contempla el paso del
tiempo. Cada sector de la casa se analiza en función de su energía espacial y
de los cinco elementos de la bioenergética china (fuego, tierra, metal, agua y
madera). Las correcciones pertinentes se realizan siguiendo esta misma teoría
de las cinco energías.
Encontramos también un feng shui astrológico
personalizado: por tu año, mes, día y hora de nacimiento, te corresponde un
animal del zodíaco chino y un reparto de los cinco elementos muy personal, que
indica también qué áreas de la vida que estarán más potenciadas y cuáles no.
Con estas dos últimas escuelas los chinos calculan las
fechas auspiciosas para eventos importantes, tales como bodas, inauguraciones
de negocios, firma de contratos, etc.
Finalmente, existe también el llamado feng shui yin o de los
muertos. Es un conocimiento aún poco difundido en occidente y que estudia cómo
la energía de los ancestros puede beneficiar o perjudicar a los descendientes.
En ese sentido, tiene especial importancia, por ejemplo, la orientación
cardinal de las tumbas de los antepasados.
El feng shui carece de utilidad si no se contempla previa o simultáneamente la salubridad geológica y ambiental del lugar (estudio de posibles geopatías), así como las contaminaciones artificiales por causa humana (campos electromagnéticos, radiactividad, microondas, radares…). De esto se encarga la geobiología, ciencia del hábitat. El estudio de estos factores debe ser previo o al menos, simultáneo al análisis de feng shui.
Por último, tan solo decir que el feng shui puede ayudar a
mejorar bastante la calidad de vida y la salud de los espacios y personas pero
no es la panacea: solo nos hace más conscientes y receptivos al entorno
exterior y, de camino, y por resonancia, de nuestro interior, del cual lo
externo es solo un reflejo…
Muchas Gracias por este maravilloso artículo tan revelador. Un Abrazo!
ResponderEliminarGracias a ti por haberlo leído y apreciar su valor. Si algún día quieres que nuestros profesionales hagan un estudio de Feng Shui y/o Geobiología en tu casa o en tu espacio de trabajo, solo tienes que decirlo y ya está hecho. ¡Feliz semana y feliz Primavera!
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