Aquí os traigo un rincón de mi casa: fregona, cubo y mi botella de 3 litros de vinagre que va conmigo a todas partes. Hace tiempo que no compro productos de limpieza. Huelen muy bien, pero están llenos de tóxicos que respiramos con singular alegría. Y los niños y abuelos son más sensibles que nosotros a ellos, no lo olvidemos.
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| El trío fantástico... ¡Te quiero, vinagre! |
Me pongo música ranchera en los momentos “limpieza total”. Me entra esa alegría que reciclo en idas y venidas del cuarto al salón y del salón a la cocina. Vicente Fernández y Chavela son mis favoritos. Y en el corazón, la frase repetida mil veces por mi madre durante mi adolescencia: “Raquel, hija, el orden externo influye en el orden interno”.
Así que te informo y te pido lo difundas:
- El vinagre es el líquido perfecto para la limpieza de la casa (diluido en agua para los suelos)
- En los primeros minutos la casa huele un poquito, pero el olor desaparece de inmediato
- Los baños (por si lo dudabas) se quedan perfectamente desinfectados con él. Es más, si el wáter tiene “sarro”, no hace falta que utilices productos especiales para que desaparezca. Esos productos contaminan la tierra de una manera lamentable. Pon un buen chorreón de vinagre en la taza y déjalo estar una hora o dos. Impresionante el resultado. Sale solito y sin esfuerzo por tu parte...
- Ayudas a tu familia limpiando el aire que respiran de tóxicos indeseables
- Es una medida económica a más no poder
- Ahorras espacio de almacenamiento en tu casa y cargas menos cuando vas al súper… ¡Que tu espalda también importa!
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