Jesús
García López de la Osa, experto en Feng Shui, nos ayuda a entender por qué
Sevilla es como es según la sabiduría del Feng Shui. Quizá podamos ahora tener
más herramientas para comprender cómo se comporta energéticamente nuestra
ciudad y cómo nos influye a los sevillanos y residentes estas características
energéticas que nos acompañan mañana, tarde y noche…
Jesús en la Vega de Carmona |
Hace un rato me vino a la memoria un comentario de
un personaje en una peli de Amenábar; aquella en la que aparecían nazarenos
pistoleros por el barrio de Santa Cruz. Quizás los que leáis esto recordéis el
nombre del film en cuestión. Bien, pues ese actor decía algo así como: “¿Qué
puede esperarse de una ciudad que en su plano coloca el norte a la izquierda?”.
La observación tiene su cosa, pues efectivamente,
Sevilla “perdió su norte” casi antes de ser fundada. Y esto es una cuestión de feng shui básico, también llamado feng shui de la forma o de los cinco
animales.
Dicen los historiadores que el origen de esta
ciudad nuestra fueron primitivas construcciones sobre palos (palafitos) y que
de ahí deriva su nombre latino: Híspalis, de “Hispal” (ciudad sobre palos).
Esta teoría no se ha demostrado pero como hipótesis es sugerente.
En cualquier caso sí que está claro que en tiempos
geológicos no muy lejanos, esta tierra fue un lago o mar interior, ya descrito
por los romanos como Lago Ligustino, que entraba por la zona de Cádiz y se
extendía por las actuales marismas hasta Coria del Río.
El investigador Ribero Meneses sostiene la particular teoría de que la Giralda (su antecedente pre-almohade, claro) fue un faro en el medio de ese mar interior.
En la zona verde se aprecia el Lago Ligustino. Imagen: elcristo.es |
Este primer dato ya nos habla de que el lugar
escogido como asentamiento no gozaba de características geológicas muy estables
ni saludables. Recordemos las plagas de mosquitos que en verano inundan las
zonas de marisma de las costas onubenses, por ejemplo.
El hecho de construir sobre arcillas con gran
cantidad de agua en el subsuelo explica que, por ejemplo, en el centro de
Sevilla hallemos tantas viviendas con corrientes de agua subterráneas. Aguas
que pueden causar problemas de salud a sus moradores.
Y volviendo al film de Amenábar, Sevilla no goza
de un entorno geológico que le aporte estabilidad y protección. Imaginad el
plano de la ciudad con el norte arriba, es decir, la zona de San Lázaro. Lo explicaré
siguiendo las teorías del feng shui clásico: en nuestras latitudes, lo ideal es
asentarse en una zona al resguardo de los fríos vientos del norte y noreste.
¿Tiene Sevilla una sierra suficientemente próxima y alta que cumpla esta
función? Obviamente, no.
Al sur lo ideal es gozar
de una llanura amplia que expanda la visión. Puede ser también un mar o un río
que abrace a la ciudad, como envolviéndola. Sevilla tiene algo de esto pero el Guadalquivir
no corre en este sentido por estas tierras: lo hace de norte a sur.
En la zona este se recomienda una
elevación del terreno menor que en el norte o bien arboledas con suficiente
altura como para cumplir dicha función. Al este de Sevilla tenemos La Vega de
Carmona y La Campiña…
Elevaciones del terreno poquitas, poquitas... foto: ojodigital.com |
Finalmente, en el oeste
debería haber una zona de lomas viejas con poca altura que protejan un poco de
los vientos húmedos del oeste. ¿Y qué encontramos aquí? La falla del Aljarafe y
el río Betis de los romanos.
Podríamos aventurar, como primera hipótesis, que es ese flujo del río por el lado oeste de la ciudad el que impide que en Sevilla permanezca nada.
Históricamente es una ciudad que ha gozado de
momentos de gran esplendor y que ha tenido muchas oportunidades pero todas acabaron
desembocando en el Atlántico, allá por Sanlúcar. Recordemos que fue “puerto y puerta
de Indias” en los siglos XVI y XVII y todo quedó en agua de borrajas. Sin ir
muy lejos y ya en pleno siglo XX perdió dos grandes oportunidades en sendas
exposiciones universales: las de 1929 y la de 1992… ¿será la maldición de las
dos últimas cifras en capicúa? ¿O será que en esta tierra todo llega y todo
pasa?
Creo que a nadie se le escapa el hecho de que asentar proyectos en Sevilla (especialmente si eres nativo) no es tarea fácil. Parece que aquí se cumple especialmente aquello de “no ser profeta en tu tierra”, sobre todo si perteneces a los perros verdes hispalenses. Que se lo cuenten a Cernuda, por poner un ejemplo…
Creo que a nadie se le escapa el hecho de que asentar proyectos en Sevilla (especialmente si eres nativo) no es tarea fácil. Parece que aquí se cumple especialmente aquello de “no ser profeta en tu tierra”, sobre todo si perteneces a los perros verdes hispalenses. Que se lo cuenten a Cernuda, por poner un ejemplo…
Una amiga me sugirió una vez que –quizás- las
torres de las iglesias, con la Giralda a la cabeza, actúen como especie de
acupuntura de la tierra, capaz de frenar un poco ese flujo de energía hacia el
mar. Si venís desde cualquier parte hacia Sevilla, comprobaréis que la altura
media de la ciudad y la de sus torres,
exceptuando a la Torre Mayor y al Espárrago Pelli, no dan la talla como para
llegar a ejercer esa función correctora. Y de cualquier forma, estudiando la
historia de la ciudad se ve que, por ahora, seguimos siendo nativos de una tierra
que acoge todo lo que le llega sin retener casi nada.
Y para que quede constancia de esa afición tan
nuestra de recostar a la ciudad sobre su costado oeste (zona del río y del Aljarafe), mirad el
primer plano de la Sevilla, mandado ejecutar por el asistente Pablo de Olavide
en 1771. Será que en esta tierra nuestra incluso al plano lo ponemos a dormir
la siesta…
Ahondaremos en estas y otras cuestiones en
sucesivos artículos. Mientras, me voy a dar un paseo en barco por
el río…
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Noticia de última hora sobre el Guadalquivir:
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Noticia de última hora sobre el Guadalquivir:
Muchas gracias por tan valiosa información... sin palabras.
ResponderEliminarUn Saludo.