A veces te llamas como tu hermano al que nunca
conociste porque murió justo antes de que tú nacieras; puede ser que te
adjudicaran ese nombre en honor a un familiar
que vivió años encerrado en un armario durante una contienda para que no lo le
robaran la vida. Quizá compartas nombre con tu madre y tu abuela…
imagen: www.teleciguena.com |
Cada nombre tiene un poder, una consistencia, una
vibración, respira por sí mismo… En multitud de ocasiones hay una biografía detrás
de cada uno de ellos. Y en un número elevado de casos, esas biografías están marcadas
por sucesos desagradables, tristes, con hondas soledades y frustraciones, con duelos
espesos, con injusticias de gran calado… Podemos honrar a nuestros familiares sin "cargar" con sus nombres. Podemos aceptar sus destinos, regalarles un espacio en nuestro corazón y elegir con conciencia otro nombre con el que conquistar la felicidad que nos merecemos.
¿Te gusta tu nombre? ¿Cómo fueron los días y las noches de esa persona con la que compartes ciertas vocales y consonantes? ¿Te has planteado alguna vez que hay una razón -o varias- por la que no te sientes a gusto con tu nombre? ¿Por qué llamarse igual durante toda una vida si a cada instante nos mudamos de piel y vemos el mundo con colores diferentes?
¿Es lo mismo llamarse Esperanza, Alba o Clara
que llamarse Angustias, Socorro o Dolores?
“Cada uno
de los miembros de la tribu recibe un nombre al nacer, pero se sobreentiende
que lo perderá cuando crezca y que elegirá un apodo más apropiado por sí mismo.
Es de esperar que el nombre de cada persona cambiará varias veces durante su
vida a medida que su sabiduría, su creatividad y sus objetivos se definan con
mayor claridad al transcurrir el tiempo. En nuestro grupo se hallaban
Cuentista, Hacedor de Herramientas, Guardiana de los Secretos, Maestra en
Costura y Gran Música, entre otros”.
Las Voces
del Desierto. Marlo Morgan
¿Cuál sería el apodo o nombre en tu tribu en este
momento de tu vida? ¿Cómo deseas que te nombremos? ¿Quién eres ahora?
De pequeña quise que me llamaran Margarita, y un solo miembro de mi familia -mi tío Federico- me tomó en serio y me llamó cual flor hasta el día en que se despidió de esta vida. Ahora me gusta mi nombre, aunque me suena mejor pronunciarlo en hebreo (Rajel). A ratos me llamo Serena. También hay variaciones de mi nombre. Mis amigos mexicanos me llaman Raquelito, mi madre Rakela y mi hermana pequeña, Ra. Todos me gustan y cada uno despierta en mí sensaciones distintas, matices de mi propio ser. ¡Somos infinitos!
Trámites para el cambio de nombre:
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